España desbloquea archivos secretos del franquismo

El Ejecutivo de España ha dado luz verde a una importante reforma legislativa que posibilitará la apertura de documentos oficiales relacionados con el régimen de Franco y con la etapa de la Transición. Esta acción, solicitada durante mucho tiempo por asociaciones defensoras de los derechos humanos y grupos de memoria histórica, busca esclarecer algunos de los episodios más sombríos de la nación en el siglo XX.

La reforma supone una ruptura con la Ley de Secretos Oficiales de 1968, heredada de la dictadura de Francisco Franco, que hasta ahora permitía mantener clasificados documentos sin límite temporal. Con el nuevo marco legal, se establecen plazos máximos de reserva: los archivos clasificados como “secretos” deberán ser desclasificados en un plazo máximo de 25 años, mientras que los “reservados” lo serán en diez años. Solo en circunstancias excepcionales, justificadas por motivos de seguridad nacional, podrá ampliarse el acceso a ciertos documentos por un periodo adicional de hasta diez años.

El proyecto pretende asegurar el derecho a conocer la verdad y al acceso a la información, además, se ajusta a las normas internacionales sobre transparencia y memoria histórica. Entre los documentos que se anticipa que se harán públicos, se incluyen archivos relacionados con la represión política durante el régimen, detenciones injustas, desapariciones forzadas y expedientes de personalidades políticas y sociales que fueron asesinadas o perseguidas en el marco de la violencia estatal.

Uno de los ejemplos destacados que será afectado por esta modificación es el del joven sindicalista Manuel José García Caparrós, quien fue muerto durante una protesta por la autonomía andaluza en 1977. Su familia, que ha pasado décadas solicitando justicia, podría finalmente obtener el expediente parlamentario completo, el cual fue etiquetado como «secreto» durante muchos años. Este caso se ha transformado en un emblema de la falta de transparencia institucional que marcó la administración de los archivos durante y después del franquismo.

Las autoridades gubernamentales ahora deben digitalizar y hacer accesibles al público los documentos que ya no están clasificados, facilitando su acceso a investigadores, periodistas, organizaciones civiles y el público en general. Esto posibilitará que gran parte del trabajo sobre la memoria histórica se fundamente en fuentes documentales anteriormente inaccesibles, lo que fortalecerá la base empírica para nuevos estudios y procesos de reparación.

La reforma ha sido aprobada tras un prolongado proceso de debate parlamentario, con una ajustada mayoría a favor. Aunque recibió apoyo de sectores progresistas y nacionalistas, fue rechazada por algunos partidos conservadores que consideran que la medida podría reabrir heridas del pasado. Sin embargo, para sus impulsores, se trata de una deuda pendiente con las víctimas del franquismo y un paso imprescindible para consolidar una democracia madura.

La legislación forma parte de un conjunto de medidas del gobierno destinadas a reforzar la memoria histórica. En 2022, ya se había sancionado una ley que ilegalizó el régimen franquista y amplió el reconocimiento a las personas afectadas por la dictadura. Con esta nueva disposición, se pretende ir más allá de las declaraciones simbólicas para realizar modificaciones concretas en el acceso a la verdad.

Sin embargo, todavía existen inquietudes respecto a cómo se llevará a cabo el proceso en la práctica. Algunos especialistas señalan que, aunque la normativa representa un progreso en términos formales, su efectividad se basará en el compromiso político de las diversas entidades implicadas. Además, sugieren establecer un registro accesible al público de documentos que han sido clasificados y desclasificados para facilitar un monitoreo adecuado del cumplimiento de los plazos acordados.

Desde el sector educativo y el judicial, se destaca igualmente la importancia de asegurar que la evaluación de las clasificaciones sea clara y esté sometida a supervisión por parte del parlamento y las autoridades judiciales. Incluir al Tribunal Supremo en el proceso de revisión es visto como beneficioso; sin embargo, se recalca que la responsabilidad debe abarcar todas las esferas del gobierno.

El paso dado representa un avance significativo en la búsqueda de una mayor transparencia en las instituciones y en el reconocimiento de la memoria histórica como un derecho de los ciudadanos. La desclasificación de los documentos del franquismo no solo ayudará a clarificar acontecimientos del pasado, sino que también es un acto simbólico de reparación hacia las víctimas y sus familiares, quienes durante muchos años han enfrentado dificultades para acceder a la justicia y la verdad.

Con esta elección, España se une a la corriente de otras naciones que han liberado documentos relacionados con gobiernos autoritarios o eventos dolorosos del pasado. La comunidad española, influenciada por un cambio democrático que eludió examinar a fondo la herencia del régimen dictatorial, empieza de esta manera a cerrar una deuda con su historia.

Por Melissa Andreina Mendoza Araujo

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